martes, junio 07, 2005

Todo me parece una mierda (menos lo vuestro)

¡Ojo! Este post contiene bromas privadas.
¿Java car inde parcar?
Esta semana llega, por fín, el Salón del Cómic. Y va a ser una mierda.
Cada año es peor. El Salón es un traje que se hacen a medida las editoriales grandes para vender sus novedades, y el resto cada vez están más arrinconadas. Suben los precios, baja el respeto. Qué decir de los fanzines, que este año han sido literalmente quitados de en medio para sumirlos en un ghetto aparte, como apestados. Qué diferencia, en Francia o en EE. UU. cuidan mucho más a sus editoriales modestas y a sus fanzines, a fin de cuentas son la base, la cantera de la industria (claro, se me olvidaba que aquí no hay industria). Y este año, en vez de acreditaciones, nos dan pulseritas, vaya horterada, sólo les falta poner "Madrid 2012". La entrada cada año es más cara, total, ¿para qué?, ¿para entrar en una tienda? Porque las exposiciones, cada año da la impresión de que son menos interesantes, y en cualquier caso si se quiere promocionar culturalmente deberían ser gratuitas. Al menos este año creo que no habrá goteras, con eso del cambio de ubicación. Y encima hacen el Salón en época de exámenes; y, lo que es peor para los que no somos de Barcelona, en temporada alta, con el consiguiente aumento del coste del alojamiento. Por no hablar de lo agotador que resulta estar cuatro días en un stand...
Entonces, ¿por qué vamos al Salón?
Por vosotros. Por la gente. Porque el Salón tiene un valor incalculable como punto de encuentro que la organización se empeña en no aprovechar o no sabe explotar. Porque es el lugar donde encontrarse una vez al año con los colegas. Donde esquivar fanzineros berserkers por los pasillos. Donde planear en un burger la conquista del mundo con un editor de mucho futuro. Donde guardar silencio durante diez minutos al lado de Peter Milligan. Donde planear proyectos que cambiarían el mundo del cómic para siempre si algún día se hicieran. Donde cantar un bolero con un actor de cine en un stand de fanzines a cambio de una venta. Donde mear al lado de un Chris Clameront (sí, lo he escrito bien, Clameront) ataviado con un chillón impermeable amarillo. Donde esconder a una joven autora de un fan fatal. Donde los compradores pueden reprocharte la baja calidad de las grapas que utilizas. Donde comer queso y galletas de perro. Donde un friki puede enseñarte algo que te revolvería el píloro. Donde un fanzine puede volar y un fanzinero estresado con un mueble a cuestas puede lanzar un grito hipohuracanado apoteósico (lo de la caminata, el frankfurt y los megacrackers me lo callo). Donde toda la plantilla de una faneditorial puede ir cayendo uno a uno presa de un irrefrenable ataque de risa al ver cómo los rotuladores de un diamante en bruto se convierten en los pinceles de un John Byrne revisitado. Donde ligar con Catwoman. Donde probar dos hamacas en una habitación de hotel inundada. Donde denunciar en inglés a un Forniqueitor destrozamuebles. Donde alguien puede entrevistar a Jeff Smith en estado de resaca profunda. Donde dos autores, un editor y dos periodistas pueden abandonar una entrevista corriendo para hacerse una foto con un guardia imperial. Donde alguien puede confundir a Celia Blanco con Celia Cruz. Donde un fanzinero sin stand puede ocupar el domingo por la tarde los de aquellos que ya se han ido para vender sus cosas. Donde ser felicitado por mis exposiciones dos años seguidos sin haber expuesto nunca. Donde mirar (una y otra vez) a las azafatas de Norma y Calle 13. Donde las puertas atacan a los dibujantes y las gambas a los maquetadores. Donde las habitaciones para cuatro pueden tener tres camas. Donde todos compran luego. Donde alternar con dos editores jevis y quitarle la silla a una embarazada. Donde hay a gente que le gusta pasear por el lado oscuro. Donde entrar con acreditaciones ajenas.
Todos estos momentos han pasado a la historia. Es hora de crear nuevos.
(Espero que las pulseritas de los cojones sean tan prestables como las acreditaciones y que se cuele un montón de gente. Cuantos más seamos, más nos reiremos.)

¡Hale! ¡Qué a gusto me he quedado con este post!

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