sábado, octubre 31, 2015

Había una vez un circo

Por favor, págame
Allá por los 90 surgió en España una nueva escena musical, nacida espontáneamente como consecuencia del hartazgo de lo anterior, de un establishment que no conseguía contentar las inquietudes de todos los aficionados, especialmente de aquellos que, con las orejas bien atentas a lo que se hacía fuera, sabían que el mundo no terminaba en las inofensivas y previsibles canciones que anegaban las radiofórmulas. La escena se levantó prácticamente de la nada y tuvo que crear su propia infraestructura en un esforzado método de prueba y error que dejaría por el camino bastantes sueños e ilusiones, pero que acabaría siendo la base de buena parte del panorama musical nacional actual, al reactivar la música, dar salida a grupos interesantes, cambiar la prensa musical, cambiar los medios de distribución o crear una nueva tipología predominante de festivales. Y todo esto a base de individualidades locas casi totalmente amateurs, con los principales protagonistas de los hechos perdiendo en la mayoría de los casos el dinero y la salud (especialmente la mental) en sus esfuerzos por sacar adelante un sueño que, en muchas ocasiones, ha acabado siendo más mitificado que rentabilizado.
De esta escena es de la que se habla en Pequeño circo - Historia oral del indie en España, un interesantísimo libro de Nando Cruz que toma como modelo el mítico Por favor mátame - Una historia oral del punk de Legs McNeill y Gillian McCain para estructurar a base de entrevistas (en un estilo de documental escrito del que ya he leído unas cuantas muestras y del que me declaro rendido fan) una visión sobre cómo se construyó. Básicamente, a base de impulsos individuales. De locos solitarios que no terminaban de encajar. De precariedad. De artistas y emprendedores amateurs. De fanzines. De iniciativas poco pensadas. De interminables viajes en furgoneta. De facturas sin pagar. El libro muestra cariño a sus protagonistas, pero tampoco oculta sus errores ni las carencias de la escena.
El libro quizá sea un poco irregular, porque evidentemente no todo tiene el mismo interés, aunque es de agradecer el esfuerzo del autor por dar una imagen lo más amplia posible de la escena. A mí personalmente me ha sorprendido comprobar que la historia y anecdotario de alguno de los grupos más brillantes de la escena resulta mucho menos interesante que la de algún otro grupo que en lo musical nunca me llamó la atención en absoluto. Los pasajes sobre los orígenes de la escena festivalera (en los exóticos parajes de Bullas y Pradejón) y los primeros pasos del Festival de Benicassim, y sobre las batallas de egos de los locutores de Radio 3, son también grandes momentos. Aunque quizá mi parte favorita sea cuando Antonio Arias de Lagartija Nick habla sobre la grabación del Omega (uno de los mejores discos nunca grabados en España) y su relación con el gran Enrique Morente: "Todo lo que aprendí del rock me lo enseñó un flamenco: ése es mi resumen de los 90".
Resulta una lectura muy amena, aunque uno se pregunta si tendrá más público aparte de los que ya en su día prestábamos algo de atención a aquellos grupos y empezamos a leer en modo nostálgico. Para un lector casual que llegue sin saber nada o, como mucho, habiendo oído algo de gente que aún sigue ahí al pie del cañón y con cierto éxito, como Los Planetas o Dover, semejante orgía de nombres y referencias hoy mayoritariamente olvidadas puede resultar excesiva. En cualquier caso, se aprende mucho y siempre se pueden descubrir (o redescubrir) cosas.
LECTÓMETRO: 3/5 mcneills


BOLA EXTRA: En su día ya publiqué por aquí esta colección de temas de la escena indie nacional de los 90 para escuchar en Spotify. Parece apropiado recuperarla ahora.

2 comentarios:

Mycroft dijo...

Me llama mucho la atencion, un poco en la corriente critica, y en ocasiones autocritica, que llevan criticos como Victor Lenore, o que ya se dejaba entrever en libros como el de la grabacion de cajas de musica de Nacho Vegas o de una semana de Los Planetas.
Una generacion totalmente ensimismada, refugiada en un anglicismo clasista, renunciando a las letras en muchos casos, con una mirada despreciativa a la musica de sus hermanos mayores y padres. El paso del tiempo ha sido inclemente con muchos de aquellos discos.

Queco dijo...

Con la gran mayoría. Y los que han perdurado fueron precisamente los que menos se adscribieron a esas generalidades.